Casas.
Rebaños se perdieron, inundaciones por doquier derribando todas nuestras casas, nuestros hogares. Aves fugaces revoloteaban y perdidas en el cielo fueron trasladándose a otros lugares.
Lagunas de terror nos iba sucediendo porque tanta angustia no nos dejaba reaccionar, todo pasó en un instante pero parecía una eternidad, el dolor nos cubría y el llanto era desgarrador por todos los lugares.
No comprendíamos lo que ocurría al ver nuestras casas, nuestros hogares. Ya no estaban, habían desaparecido, el agua se lo llevo todo, arrancando de nuestro pecho un dolor inmenso. Lo más doloroso era no comprender lo que estaba sucediendo.
El ser humano se aferra a unos bienes, a unas posesiones, que en un instante pueden ser arrebatadas, hay mucha carga interior a ese apego a todas las cosas materiales, a toda posesión, pues en el interior del corazón así es sentido, ¡posesión! todo es dado y todo es arrebatado en unas decimas de segundos, pero el espíritu tan apegado a ello sufre esa falta de posesión de pertenencia.
La vida surge como un regalo divino, todo se construye en unas bases, en una armonía, pues el hombre necesita de todo para vivir y siempre en una buena calidad se desarrolla la felicidad armónica, pero recordar que para avanzar es necesario no sentir ni tener apego a lo terrenal, pues esto solo pertenece a la Tierra y tierra es, todo se puede desvanecer en un instante y nada poseer.
Las grandes virtudes llevadas y ganadas, las grandes o pequeñas obras están recogidas en el espíritu, eso hace llevar y presentar unas buenas semillas de acción hacia la luz del universo. El amor es la mayor de las casas que podéis construir, esas no se derrumban ni nadie puede quitar.
El espíritu se siente tan lleno que todo lo demás son posesiones banales de la Tierra, y ahí debe de quedar.
Recordar que hay que vivir con dignidad, poseer las cosas para crecer nunca para ser atrapado en cosas banales, el espíritu está aquí para aprender, crecer, donar, rectificar, pagar y mejorar sus deudas, pero lo más importante es crecer y evolucionar en el amor, pues solo el amor te lleva a la caridad, a la comprensión, al perdón y sobre todo hacia la humildad.
Cuidar vuestro espíritu para crecer y evolucionar hacia el bien.Paz y luz hacia todos.
Nunca os canséis de dar a pesar de momentos de mucha dificultad.