CUANDO EL VIENTO SOPLA
Llego la tarde, aquella tarde preciosa llena de colores iluminados por los rayos de sol, las flores estaban plenas y llenas de luz, se respiraba paz… una paz sublime que te llevaba, te transportaba… la mente volaba y el corazón se llenaba de plenitud, había y se respiraba paz, mucha paz…
Deje volar el pensamiento y deje cabida a todos los sentimientos que allí en ese lugar, maravilloso lugar te hacía sentir…
El alma me hacía recordar sentimientos olvidados y alejados de mí, de mi conciencia, porque nunca quise saborear las pequeñas cosas, esas cosas tan sencillas y tan grandes a la vez. Mi pequeñez cordura en esta existencia me hizo evadirme de la sencillez y llenarme de cosas realmente inútiles, sin sentido ni valor alguno.
Cuando desencarne me vi ahogada en mis propios errores, esos que me atraparon en mentiras y causas dañinas, me fui envolviendo en una tela de araña de la cual ya no sabía salir y apenas tenía fuerzas para ello pues mi ego interior era y se hizo mucho más fuerte que mi buena voluntad. Grandes errores, grandes errores…
Pasaron años o siglos pues el tiempo era muy relativo en aquel lugar. La rabia me inundaba en una profundidad de confusión y tristeza, poco a poco fui comprendiendo y entrando en razón…
Fueron momentos muy duros, muy dolorosos, no encuentro explicación para haceros comprender todo aquello que tuve que pasar, toda esa tela que yo misma había tejido, pues la culpa siempre la antepones hacia los demás sin ver ni reconocer que la primera y principal de tus errores es, uno mismo, por eso no era capaz de reconocerlo.
Cuando pasó el tiempo y fui comprendiendo y asimilando todo aquello, el dolor del remordimiento era muy fuerte pero era la verdadera causa que hacía sentirme y llenarme del deseo de ayuda. Esa ayuda que llego en el momento que de lo más profundo de mi yo se desgarro el deseo del perdón, el deseo del amor…
Sentí unas ganas enormes de cambiar todo aquello, de respirar, con profunda emoción fui rescatada y ayudada.
Hoy después de un largo proceso de aprender otros valores, otras metas, otros caminos, me permiten poder ayudar con mis palabras con mis hechos. Pues el deseo profundo de mi corazón así lo desea.
Yo os pido que miréis con la profundidad de vuestros ojos, esos que salen del alma y pueden acariciar el sabor de lo bueno y de las maravillas que hay en vuestro entorno, dejar la torpeza y comenzar a ser conscientes de cada acto realizado, de cada momento vivido, vivirlo desde el amor, desde el sentimiento del bien, dejaros sentir como el viento os acaricia y dejar que os lleve a percibir y sentir la transformación de todas las bellezas.
Amar, amar cada pequeña cosa, no dejar que os absorba el ego y sentimientos ruines. Sentir el amor y amar… Como el viento vuela, así volar vosotros en sentimientos de paz y amor… Despertar a la realidad del bien y trabajarlo.
Que la luz siempre os guie para poder en cada momento saber y hacer el bien, por el bien mismo.
Con amor y luz para siempre hermanos. 15 – 1 – 2018