Un Alivio de Paz y Amor
Postrada en la cama siento las llagas que invaden mi cuerpo, dolorida y pobre de sentimientos pues los pocos que tuve se los llevo el viento, dolida sí muy dolida.
Mi espíritu navegaba por otro rumbo, mi cuerpo allí postrado, no comprendía no permitía aquella situación y por mi testarudez sufría y hacia sufrir a muchos. ¡Qué ignorante que era! aquella ignorancia retrasaba mi crecimiento, no comprendía nada y de echo tampoco quería comprender ¡que testarudez!
Tan atrapada estaba que la luz que recibía yo no apreciaba ni distinguía, los hermanos me cuidaban pero yo era tan avara que no lo podía sentir.
Aquella noche tras una larga espera de dolor y llanto la razón se nublo, pero el entendimiento del espíritu broto, entonces pude comprender todo aquello que no veía, todo aquello que sin razón de ser tenia ante mis ojos, como aquellos hermanos mantenían hacia mi ese amor, esa luz, ese todo que las palabras no pueden explicar, en aquel momento pude ver, sentir tantas cosas que la razón antes no me dejaba ver, ¡hay ignorante de mí, que me creía la reina de todo y no aprendía lo pequeña que uno puede llegar a ser!
Pasaron años y siglos para que mi espíritu se doblegase a los sentimientos de la humildad. Hoy arrepentida de todo ello vuelvo para poder ayudar, para que la luz pueda reinar y no la vanidad.
El hombre hermanos solo podrá alcanzar la luz por su grandeza de amor y podrá ser feliz. El espíritu debe de alcanzar el momento de comprender el amor y solo así creer que la felicidad saldrá de forma tan natural que la belleza será la luz para y hacia todos los demás.
Quedar en paz hermanos y escuchar la luz del corazón.
Con amor y luz hermanos de la caridad.
9 – 2 – 2017