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17-10-2013 |
Una historia contada de amor.
En el infinito existían dos almas que atrapadas en el tiempo se buscaban. Era una historia como tantas otras, pero esta tenía algo muy especial.
Cuando de niños en un bosque trazaron un plan, un compromiso, uniendo sus almas hasta la eternidad. Aquel momento fue mágico y esplendoroso, con palabras no se puede definir porque eran los sentimientos los que brillaban en ese momento mágico.
Llego una noche negra, en donde el destino cambio la suerte de los dos. Cada uno debía buscar la fuente de la sabiduría y del conocimiento, para eso debían separar sus vidas, esas vidas que ellos definían una unidad, en la que no concebían esa separación, el dolor era muy fuerte en sus corazones.
Tuvieron que asumir responsabilidades que nunca habían imaginado, pero la búsqueda de esa fuente era tan importante para ellos que resignados comenzaron su camino por sendas diferentes, sabiendo que sus almas volverían a encontrarse al final del camino.
Proyectado era algunos encuentros para aliviar sus penas a pesar de que ellos no se reconocerían, solo la fuerza de su interior haría brotar ese amor que sellado estaba en sus almas.
Caminaban solo con un fardo a cuesta que les llenaba de confianza, porque solo anidaba en sus interiores la fuerza de la esperanza unida a ese gran amor.
La ilusión brotaba, pero las pruebas mucha veces les hacia desvanecerse. En sueños volvían a encontrarse, despiertos no recordaban, solo había un sentimiento en el fondo de sus corazones, era esa fuerza de amor y búsqueda.
El camino era largo, muy largo, y cada uno de ellos podría hacerlo más corto, según su empeño y trabajo. No importaba nada, solo aquel reencuentro que el tiempo poco a poco aproximaba. Llevaban cargada la esperanza a pesar de tiempos de flaqueza.
Hoy hermanos muchos, por no decir todos seguimos este camino, vivimos esta misma historia sin saberlo, y encontraremos al final del camino al final del progreso esa alma que un día se unió con tanto amor.
Muchos la tenéis a vuestro lado sin apenas daros cuenta, otros sienten añoranza. Pero no olvidar ese fardo de esperanza y amor que cargasteis a cuesta.
No olvidar en cada momento la luz que os guía, no olvidar el amor en el bien que se recibe en todo momento a pesar que tantas veces solo se ve negrura, eso solo son pruebas de las que victoriosos saldréis.
No perder la esperanza y amar con fe para vuestro progreso, porque esta historia es la historia de amor que todos lleváis en vuestros corazones, en vuestro interior.
Amar por igual a todos vuestros hermanos y crecer en fe y esperanza, porque un día regresareis aquel lugar que os lleno de tanta felicidad.