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Templanza

El viento

Mensaje recibido el día:

09-01-2012

El viento.

 

En un frió invierno, llevado como alas que transporta los encantos de una brisa acariciada por el viento, suspira con sus alas blancas. ¿Es el amor? Se pregunta, pues esa sensación confortadora la llena de paz, consuelo y armonía.

Conduce su paseo guiada solo por su instinto y en ese atardecer recibe candores especiales. Su rostro resplandece, su cuerpo tiembla, pero su corazón ya marchitado rebosa de alegría.

Es el viento, grita una y otra vez, es el viento, pero nadie la escucha. Ella llena de emoción se siente renacer hacia una belleza inigualable, sentida alguna vez.

¿Qué tiene este viento que nunca había sentido antes? ¿Es que hoy era diferente? ¡O es que ella era diferente! ¿Que había ocurrido si todo era igual que antes? Se preguntaba una y otra vez.

En el horizonte diviso algo muy especial, aquella luz que resplandecía y tornaba sus cabellos grises en luz dorada. Su cuerpo yacía a su lado y ella se elevaba por encima de todo aquello.

No entendía nada, solo se dejaba llevar. Una y otra vez dejaba sentir ese aire que ella gritaba, es el viento que hoy tiene algo especial.

Ya no es frió, se decía, ya no me atrapa nada, ya vuelo libre, como cuando una espada corta la cuerda que no dejaba desplegar las alas.

Cuanta plenitud sentía mi alma, era tan bello que no tenía palabras. Hoy, recordándolo me siento feliz y vengo en este momento con ánimo de haceros ver la belleza de lo que no veis.

En momentos de la vida, se pasa luchando con el día a día sin dar más importancia a todo lo que hay alrededor de vosotros, pequeñas cosas se pasan desapercibidas y ciertos valores ni siquiera percibís.

Aquel viento siempre había estado a mi lado, pero yo nunca le di importancia, nunca lo saboree, pero fue él, el que humildemente me acaricio y me envolvió cuando yo más lo necesite.

Las palabras que yo ponga no pueden transmitiros los sentimientos, por eso mi mensaje solo es para deciros que saboreéis las pequeñas cosas de cada momento, todo es amor, todo lo que os envuelve.

Lo demás son valores añadidos del ser humano que no sirven para nada, solo la envoltura del bien será la que os transportara y recorrerá en el último instante toda vuestra envoltura, porque recibiréis mucho más de lo que dais.

Cuando el viento os acaricie, no dejar de sentir la envoltura del amor y transportarla hacia todos los demás hermanos que no hayan aprendido a saborear las pequeñeces.

Gran amor sentiréis, siempre que pongáis buenos sentimientos. Paz y amor hermanos para todos por igual. Repartir y dar, porque todos sois iguales ante los ojos del Padre.

El viento a todos acaricia por igual, sois vosotros los que según vuestras actitudes sentís.

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