Mensaje recibido el día: 07-04-2014
Enormidades
Un escalofrío recorrió mi cuerpo sin saber porque, sin saber que ocurría llegue a un lugar extraño para mi puesto que nunca antes lo había visto, me sentía perdida, desconsolada, aturdida, sin comprender nada, no había ninguna razón para que yo estuviese allí, eso me preguntaba una y otra vez, la respuesta no la hallaba, anduve mucho tiempo, horas o minutos, no sabía, el tiempo parecía detenerse una y otra vez y confundida me sentí perdida.
No sé cuánto tiempo había pasado, ni que había ocurrido, el tiempo no parecía tiempo, solo recuerdo vagamente un malestar profundo y una insatisfacción perdida dentro de mí.
Comencé a recordar viejos sueños, pues eso era lo que a mí me parecía y dentro de esos sueños revivían recuerdos inolvidables que en ese momento me hacían sentirme bien, muy bien. Hubo nostalgias, pero también añoranzas de un pasado difícil de retornar otra vez.
No comprendía por qué y para que venian hacia mí todos esos recuerdos, yo los llamaba sueños y hubo momentos que no quería despertar, pero otros muchos me hacían daño. Hasta que comprendí en un instante como una chispa que me hizo comprender y entrar en razón de lo que allí me estaba sucediendo.
En aquel instante recordé las enseñanzas de mi dulce madre, esa madre bondadosa que Dios puso en mi vida, ella me había enseñado todo el amor y las enseñanzas que ella buenamente había aprendido sobre el mundo espiritual y la vida después de la vida, yo joven y astuta en mis años de juventud nunca quise escuchar ni saber nada, no me interesaba, pues solo pensaba divertirme y pasarlo bien.
¡Cómo iba yo a pensar que me sucedería tan pronto! eso no estaba en mis planes me decía yo una y otra vez ¡aquello no me interesaba! Solo vivir, vivir, nada más que vivir ¡que ignorante!
Solo recuerdo que en aquel momento ore, ore con todas mis fuerzas pidiendo ayuda y comencé a ver tantos errores cometidos una y otra vez. Quise escapar y volver atrás, volver a escuchar a mi madre, bendita mujer que con tanto amor y paciencia me educo enseñándome la luz que yo no quise ver en aquellos momentos de mi vida.
Hoy hermanos vuelvo a recordar aquellos momentos para poder ayudaros, para poder ofreceros mis errores, tan simples y duros como es la propia naturaleza del ser, envuelta en paradojas de la vida sin querer ver, ni aprovechar la oportunidad de vivir para poder crecer.
Muchos hermanos están perdidos y necesitan mucha ayuda, necesitan ser escuchados y amados, para poder tener conocimiento de la realidad que viven en estos momentos y puedan comprender para continuar su evolución.
Otros ya hemos podido salir de ese lugar, de ese aturdimiento y de esa soledad que sentimos, queremos agradecer las veces que rogáis por todos y las veces que esos corazones desinteresados nos ayudan.
Gracias por vuestras ayudas, queremos comunicaros, os diría que, todos jóvenes, mayores o ancianos escuchaseis la voz del bien que hay. Pues yo no la escuche y sufrí.
Gracias, gracias, gracias.
Trabajar y trabajaros, solo ese es el camino que encontrareis para ser felices aquí y allí. Toda dificultad será bella a lo largo del tiempo pues os hará comprender el porqué fue así.
Fuerza y ánimo para todos. Una hermana que le dieron la oportunidad de ayudar para poder mostraros un pequeñito camino hacia vuestro bien.
La luz del camino os guía y ayudara, seguirla para que las dificultades podáis afrontar.
Gracias por estar ahí.