No quieras intentar ayudar a los demás queriendo enseñarles a aprender lo que necesita su interior. Has de recordar la ley del espejo. Las necesidades que ves en los demás son un reflejo de las tuyas mismas.
Para poder ayudar al prójimo, primero has de ayudarte a ti mismo.
Para poder enseñar al prójimo, primero has de realizar y practicar ese aprendizaje en ti mismo.
Antes de ofrecer ayuda, practica en ti esa necesidad que estas percibiendo en los demás, porque realmente también será una necesidad tuya.