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04-06-2012 |
Más allá de las sombras.
El mañana es como una flor que nace en primavera, pero se marchita dentro de su esplendor causando belleza y perfume. A la vez algunas portadoras de ese fruto, que ya maduro preparado esta para alimentar.
Cada espíritu es preparado en una gran tarea, elaborado para su próxima encarnación con gran ternura, amor, se elabora una escala de grandes proyectos para su realización de progreso, ahí en la tierra.
Es como en el invierno, su gran germen es alienado, produciendo esas raíces de fortaleza donde se verá protegido, firme y seguro.
Al principio toda su belleza es una imprimación de su paso, lleno de alegría y mucho amor en su entorno. Como esa flor crece en belleza dando esplendor y jubilo a todo su entorno.
A sido creado para amar, para regalar amor a los demás, siendo un espíritu preparado siempre con esa meta de dar buenos frutos, pero para eso su entorno debe de ayudar, en todos los casos es la gran familia de la que ha sido engendrado y puesto en ella, esa es una gran misión que nunca deben de alejarse de ella, puesto que de ella consiste mucha parte de sus cuidados en el bien de ese espíritu.
Una gran parte para su evolución es su entorno, la lucha en el bien, y toda la honradez en lo justo con sabia medida, como el agua alimenta esa flor, bella siempre desde su interior.
Grandes tempestades surgen a lo largo de una vida rompiendo lazos que unidos sin amor son frágiles. La tempestad puede con ello, cuando no se pone un gran muro de sabiduría para armonizar todo lo que vemos y no vemos.
Son grandes pruebas para los dos, que unidos y llenos de seguridad puede vencerse todas ellas.
Los hermanos que hay en torno a él son escudos de protección, pero conforme crece va desarrollando su porvenir, ya solo depende de él ser fuerte como un árbol para dar sombra, cobijo y alimento a todo el que pasa por su lado, solo depende de él.
Su familia encarnada y desencarnada, ya se ocuparon de llevarlo y guiarlo, su madurez es la que tiene que lograr por el mismo, corrigiendo su interior, aportando belleza al exterior, para dar solo frutos de paz y amor.
Cuando con el tiempo marchite volverá, pero sus semillas habrán servido siempre que en buena tierra hayan caído, para que otros que vengan después puedan crecer y saborear la luz del amor, toda la fuerza del interior siguiendo el progreso en su evolución.