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Lucero del Alba

La Flor en la Muralla

La Flor en la Muralla

 

Había una flor que quería ser muy fuerte, por lo tanto, debería escoger un sitio donde poder percibir un nuevo valor.
Dicha cualidad estuvo mirando si se instalaba encima de una montaña, en ese sitio tal vez se encontraría feliz, todas las montañas estarían dispuestas para poder cobijarla allí.
Ella intentaría encontrar un sitio algo similar a esa grandeza de las montañas.

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Se encontró con una torre, ¡tal vez sea el sitio! Más ella, se sentiría feliz; -Le pregunto si allí se podía quedar-. ¡Dónde y en qué lugar todo es sombrío y no hay tierra en este lugar!
Al marcharse entristecida vio un muro, tal vez allí se pudiese posar. Le pregunto a la muralla, -mas ella dijo que no era lugar en esta muralla-, toda está hecha para luchar, más que haría una flor en este triste lugar.

¡Lo que pasa es que no quieren tener tanta personalidad!. Cuando estaba alejándose se encontró con una ranura donde poderse alojar; -le dijo la flor a la muralla-, ¡Estaré unos días en los cuales me pueda recuperar! Más la muralla no pensaba que fuera esa la realidad, ¡solo te doy unos días nada más! La flor sabía positivamente, este es mi gran lugar, al pasar unos días la flor marchita ya está, quedando con fuerza una rama llena de mucha personalidad, la muralla al mirarla inquieta ella esta. ¿Qué son esos pinchos tan doblados, pueden muchas cosas desgarrar?. Tal vez a este intruso lo juzgue yo mal, puede ser un aliado de esta gran muralla, de la misma en batalla pocos consiguieron pasar.
Al escuchar el rosal todo ese alarde de buenos mensajes que irradiaban la muralla, todo eso le podría ayudar. Poco a poco el rosal iba ocupando más y más lugar, así mismo, la muralla estaría dispuesta a conceder espacio para poder acoger ese arma tan singular.
Un día sin querer a un pobre pájaro consiguió herir, mas esto sirvió para que la muralla en ella pudiera mas confiar, no obstante no podría la flor unos años enseñar. Así mismo al llegar el verano casi muerta la planta está esperando el otoño para poder un poco respirar, sin embargo esperaría la primavera para poder por fin recuperar la fuerza necesaria y así mismo un par de metros a la muralla conquistar.
Así pasaron unos años, de los mismos no habría mucho que resaltar, solo simplemente que en el lado del rosal nadie se pudo instalar, pero en el otro lado de la muralla habían nidos y algunos animalejos, de los mismos la muralla siempre estaría descontenta ya que para ella no era sitio ni lugar.
Pasaron un par de años, más en estos que grande y hermosa estaba toda la familia del rosal, sin saber este año lo que le iba a pasar.
Llego la primavera como siempre tenía la fuerza del volcán, llegaron lluvias con ellas arrastrando hojas e impurezas, de las mismas cogerían todo lo esencial, para poder crecer sin con ello a nadie dañar, igual que hicieron otros años para este caso sería tal finalidad. Seguía pasando la primavera, más no dejaba de llover y chispear, de todo esto no se podía nada desperdiciar.
Así paso, llego el verano y a esos rosales nadie podía parar, toda su fuerza, dulzura y felicidad, así con un poco mas de agua le llegaría a engordar unos salientes de sus puntas, al darse cuenta la muralla. ¡Dónde están ahí los pinchos! ¿Tal vez sea otra gran originalidad?.
No dejare de observarla porque sin duda algo grande pasara, ella sabía sin duda una batalla o algo similar acontecerá.
Siguieron las lluvias, para otros serian agua sin utilidad, mas el rosal conseguiría todo lo bueno, su grandeza celestial. De cada rama salían cinco o seis filamentos, más todos ellos empezaron a engordar, pasaron de ser minúsculos a ser piezas a observar.
Mas no obstante, sin duda se ha dado cuenta el primer rosal, pide audiencia a la muralla para poder a ella explicar. Vengo a decirte muralla que sin duda toda manchada te encontraras, de un rojo de terciopelo como si estuviera toda ensangrentada, pero sin con ello hubiese dañado a nadie de la humanidad. Tú me dejaste quedarme, -a ti no te puedo engañar-, la flor que no te gusto ese día, ha llegado a su punto crucial, mas a ti te doy los honores si todo esto puede acarrear, yo simplemente me quedo con humildad de coger las impurezas, para poder de ellas destacar su colorido tan impresionante y ese aroma tan particular.
La muralla se pone a reflexionar, un día quisieron quitarme, pensando que no habría ya finalidad, he aprendido a compartir mi espacio, más con ella e de luchar, para lo bueno y lo malo estoy preparada ya. Debajo de mí está el pueblo sin duda él decidirá, más pienso que con este nuevo aliado algo habrá de pasar. ¡Adelante, adelante, todas las piedras de la muralla contigo sin duda están!
El rosal está preparado, todas las flores empiezan a despuntar, se llega a divisar ese color tan intenso que nadie puede dejar de admirar. ¿Sin duda se ha puesto de gala la muralla?, -no dejaban todo el mundo de expresar-. ¡Pero habría algo más!
Así sucedió al llegar la noche, consiguió al pueblo embriagar con ese olor tan potente lleno de espiritualidad. ¡Cómo huele esto no es nada normal!. Estando cerca o lejos de la muralla ese olor siempre intenso está, que tendrán esas rosas, todas ellas que tendrán.
¡El secreto del tiempo, el secreto de esperar, estar preparada cuando le manden a llamar!
¿Quién sería sin duda el rosal?, ¡Él fue el camino, silencioso, sin dejar de caminar, todo lo que él tocaba sin duda lo hacía crecer más, fue prudente, manejable, todo un saber estar si deberían juzgarle, solo a él y a nadie más!. Si fuera tu amigo nada te podría faltar ya que de la nada sacaría todo un mundo sin maldad. Una fuente inagotable todo un gran manantial, no sería un rio, ni seria todo un mar. Seria todo el espacio para ti y nadie más.

Un espíritu Amigo.

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