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01-06-2011 |
La belleza de las flores.
Encaramadas unas a otras por su belleza. Pétalos diferentes y perfectos; perfumes, colores y esencias…belleza que enamora el alma y los corazones. Aroma de amor y espinas de dolor…esencia del Padre.
En los valles, jardines y lugares remotos, llegan a instalarse el aroma y color de todas ellas. Brotan en cualquier lugar y llevadas hasta el infinito, formas y creación de la divinidad, regalo de Dios.
Como perlas encaramadas unas a otras llevan y trasladan la esencia del amor, pureza de la misma creación.
Las flores muestran ternura en sus formas, muestran sabiduría y fortaleza, muestran la delicadeza de la esencia de la creación divina. Formas, colores y esencias envuelven al espíritu en amor puro de amor y por amor.
Transportadoras de paz y de sueños, de angustias y anhelos, de llantos, de amor… Sueñan alcázar el cielo con su belleza, pero dejan en la tierra su esencia. Se marchitan con su vida corta, pero su belleza ha sido regalada.
Es su naturaleza dar y regalar esencia de perfume con amor, ésa es su trayectoria, esa es la misión a la que están destinadas.
Dar y dar, solo a cambio de unas gotas de rocío que les da vida, unas gotas bañadas como una suave brisa que enriquece el alma y alivia el camino de cada una, en su trayectoria.
Algunas se regocijan en su belleza tan poco duradera, otras regalan sus perfumes en esencia pura y duradera.
Destinadas a ser regaladas, a llenar corazones atormentados de dolor, a alegrar escenas de amor e ilusión del ser humano, a estar en el último instante de la vida, en el último adiós…
Llevadas a los cementerios para el consuelo del ser humano. Pero grandes son también en el paraíso del mundo de luz y amor.
Donde algún día lograremos estar con ellas, donde el alma ya no se marchitara, ni la belleza de las flores, en donde la luz y el resplandor brillaran en todo momento.
La belleza de las flores contemplar hermanos y en un instante seréis transportados al paraíso del amor, en donde la belleza nunca se apaga.
Para eso tenéis que vencer y arrancar las espinas del corazón que no deja avanzar al ser humano, la imperfección del interior y mostrar a la luz la belleza del alma.
La belleza de las flores es la divinidad del amor, el regalo que cada día pone el Padre en vuestras manos. Dar y amar como ellas os dan.
Con todo el amor y la esencia del Padre os dejo mi esencia, conservarla y amarla.
Un espíritu que anhela el crecimiento del hermano aquí en la tierra hacia la divinidad de la creación del Padre. Esencia de amor y luz.
Paz y amor hermanos…