Cada día nos levantamos y vemos un mundo lleno de armonía, luz del sol, arboles plantas, animales. Los mismos alegran nuestra existencia, sí. Estamos en un planeta de luz y cambio…
Pero nuestra realidad es otra, nuestros ojos ven esa gran belleza de la tierra, pero nuestro corazón, o nuestra alma, va en busca de otros lugares distintos, más acordes con nuestro egoísmo, queremos. Ser mejor que nadie, ser más atractivos y guapos que nadie, queremos tener lo mejor que no tenga nadie, comer lo mejor en los lugares más exquisitos, vestir prendas que casi nadie las tenga, ponernos colonias, cremas rejuvenecedoras que nadie o casi nadie pueda comprar. Todo para vernos más guapos que nadie…
Pero también podemos estar en el lado de la inteligencia y con ello ser mejor que nadie también…
Vivimos en dos mundos paralelos lejos de nuestra realidad…
Hemos venido a aprender a valorarnos más uno a los otros, sin embargo, hacemos todo lo contrario, queremos ser únicos y mejor, sí, pisoteamos o herimos a nuestros semejantes…
Queremos unas cosas y odiamos otras, tal vez mejores, ¡que ironía del ser humano!… y digo ser humano, porque nos comportamos todo lo contrario inhumanos.
Hoy he visto la realidad, donde vive nuestro corazón o alma… ¡muy triste!
En un sitio sombrío y sin luz…
Para que me podáis entender dentro de una nave más o menos iluminada, pero en realidad no estamos en el suelo… estamos en la parte superior de esta, en los cuchillos o vigas de ella, por lo tanto, no hay casi luz, nadie sube a limpiar… está llena de moho, polvo de años, mejor dicho, siglos sin limpiar. ¿Por qué teniendo un mundo de luz? Nos cobijamos en tal sitio tan horrendo…
Me he puesto a limpiar mis cuchillos, he subido a lo más alto de la nave para ir poco a poco bajando hacia el suelo, sí, salir de la nave, es complicado, pero sé, que lo puedo hacer… sin duda lo lograre.
Pido perdón a las personas que no acepten mi escrito, tal vez no estén preparados para el cambio.
Os amo de todos modos, con todo mi amor…
Paz y amor.
Lucero del Alba