Mensaje recibido el día: |
12-01-2012 |
Semillas en la escritura.
Escribo al amor, escribo a la vida, escribo al dolor, escribo a la luz. Canciones de cuna llevadas en las manos, transportadas en el aire llenando el alma en mensaje de paz y amor.
Escritura, donde las palabras son las portadoras del resplandor de la vida y la muerte, para transformar al ciego que no ve nada más, que lo que tiene delante.
Palabras de consuelo, para aliviar el alma encajada en penas y llantos. Escritura, por donde se escapa el sentimiento del alma, derramando el sosiego y la paz al hermano desvalido y perdido en el camino de las sombras.
Las palabras se pierden y volando se transportan en fuente de luz o tinieblas, según ellas sean. La luz entregada en palabras escritas, mueven y ayudan, según la apertura de la razón al entendimiento.
Abierta esta la puerta de cristal que no veis, abierta al progreso y avance de los espíritus encarnados y desencarnados que quieran ver la luz del destino en el bien. Escritos que trasforman los pensamientos, para mostrar la luz del sendero.
Fuente de luz es llevada en el tintero de la escritura a la vida del alma triste y desolada. Solo, la esencia del amor puede hacer brotar la chispa del conocimiento en el bien.
Ya que todos la poseéis, pero en mayor o menor grado la tenéis despierta y comprendéis. Fuente de luz al mundo, escrito en un papel para que vuele al corazón de todo hermano.
Escritura, que en su dolor transmita paz, en su perfume la sabia razón del bien, en su aroma la fe que mueve al espíritu atormentado. Solo la esencia del bien hace sentir esos sentimientos.
Y plasmados en palabras escritas saborean la luz del camino. Fuente de luz una y otra vez, que os ilumina ayudando a esclarecer las hojas que se caen por los senderos del bien.
Son erguidas a la tierra sembrando las semillas que regeneran. Así es la vida y los sentimientos. Valles, lagunas, palacios de un sueño, dados y llevados al mundo real o irreal de los niños.
Son los cuentos, que con alas de ilusión iluminan esos ojos de duendes y princesas. Todo se plasma, dolor y llanto, alegría y bondad, amor y felicidad.
Los escritos son dados para ayudaros y fortaleceros, en este valle de desesperación que a veces pasáis en la vida.
Las palabras, son como gotas de rocío, llevando vida y luz para vosotros mis hermanos, que con gran amor el Padre os rocía.
Abrir el alma, abrir el corazón, abrir el conocimiento, para llenaros de esa fuente y beber, para saciar la paz y enriquecer el amor.